jueves, 5 de abril de 2007

¿La bolsa o la vida?

En el lejano Oeste Americano, los ladrones que asaltaban a los vaqueros les formulaban la siguiente pregunta: "¿La bolsa o la vida?". Dentro de la cabeza del agredido se producía una rápida decisión a tomar: ¿Hacerle frente al bandido con la cara medio tapada con un pañuelo, con el claro riesgo de pérdida de la vida, o bien, darle la bolsa de monedas que llevaba atada al caballo?.
En todas estas décadas que han pasado, las situaciones han ido evolucionando pero, la expresión "¿La bolsa o la vida?" sigue vigente. Se han sustituido los revólveres por ordenes de compra sin stop loss, se han cambiado los forajidos del lejano oeste por los brokers del mercado continuo. Lo que tampoco ha cambiado es el perfil del agredido. El sufrido pastor ha sido sustituido por el ambicioso inversor que se propone jugar en bolsa al igual que se va al casino, con la gran diferencia que en el casino se depende del azar, de la suerte, mientras que en el mercado de valores se depende de una serie de profesionales del mercado que se encargan de "cuidar" y "mimar" el valor de las acciones, realizando los ajustes correspondientes para la el valor suba o baje. Es el mismo perfil de persona que pretende hacerse rico con un canje virtual de dinero por nada. Eso si que ha cambiado, el sufrido pastor llevaba la bolsa de monedas para cambiarla por dos vacas y tres ovejas que le permitieran pasar el invierno y dar de comer a su familia, se ha transformado en un agresivo inversor que pretender aumentar su cuenta bancaria con canjes de dinero por "nada", por tan solo un apunte bancario y una carta informando de la compra, y lo peor de todo es que ese "nada" que le han dado puede que baje de precio, es posible que disminuya su valor y cuando vaya a recuperar sus monedas, cuando se disponga a recuperar la bolsa que tenía atada al cinturón, un mensaje virtual desde la pantalla del ordenador le dirá "¿La bolsa o la vida?" y ya no tendrá opción de defenderse, por su cabeza no se producirá la pregunta de que hacer, si defenderse o entregar las monedas, porque la bolsa ya le pesa menos, ha sido rebajada en cantidad sin ninguna capacidad de decisión y, lo peor de todo, cuando va a comprar las dos vacas y las tres ovejas ya no tiene monedas suficientes para realizar el canje. En estos momentos, en vez de aceptar la situación, en vez de conformarse por una vaca y dos ovejas, se mantiene confiado en que las monedas volverán en algunas semanas, espera que todo haya sido un sueño pero... semanas más tarde, cuando tiene que recuperar las monedas para comprar las vacas y ovejas de nuevo el mensaje virtual que sale de la pantalla del ordenador le vuelve a recordar "¿La bolsa o la vida?" y, en este caso, ya no tiene ni para vacas ni para ovejas, y se da cuenta que se ha quedado sin la bolsa, que tan solo se ha quedado con un par de monedas y justo en ese momento el agresivo inversor que se disponía a hacerse rico "jugando" en la bolsa se dice así mismo ¡Por lo menos me queda la vida!

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